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COLECCIÓN KÍKIN

No pinto retratos, sino rostros abstractos que hablan de lo universal en cada persona. Las caras que plasmo no buscan una identidad concreta, sino reflejar emociones, fragmentos de memoria y gestos del alma. Es mi forma de explorar la humanidad sin límites ni nombres: un lenguaje visual donde cada trazo se convierte en un espejo abierto a quien lo observa.
No pinto retratos, sino rostros abstractos que hablan de lo universal en cada persona. Las caras que plasmo no buscan una identidad concreta, sino reflejar emociones, fragmentos de memoria y gestos del alma. Es mi forma de explorar la humanidad sin límites ni nombres: un lenguaje visual donde cada trazo se convierte en un espejo abierto a quien lo observa.
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